Corría el año de 1861. Flaubert estaba escribiendo
Salambó, la iluminación eléctrica era todavía una hipótesis y Abraham Lincoln, al otro lado del océano, estaba combatiendo en una guerra de la cual no vería el fin.
Hervé Joncour tenía 32 años.
Compraba y vendía.
Gusanos de seda.
Amigo, qué hermosa novela! Te acordás los debates que surgieron acerca del final? Se extrañan las charlas...
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